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Guía para el bienestar intestinal del perro y la importancia del microbioma

Tiempo de lectura 58 min

Introducción – ¿por qué es importante cuidar la salud intestinal?

El intestino del perro es mucho más que un simple canal digestivo: es un pilar fundamental para el bienestar. En el interior del intestino se encuentra una enorme cantidad de habitantes microscópicos: bacterias, hongos y otros microbios que juntos forman el microbioma intestinal[1]. Estos amigos invisibles son pequeños en tamaño, pero enormes en importancia. La mayoría de los microbios intestinales son bacterias beneficiosas que ayudan al perro a descomponer los alimentos y absorber los nutrientes, además de apoyar el sistema inmunológico[1]. De hecho, se estima que entre el 70 y el 80 % del sistema inmunológico del perro se encuentra en el intestino[2], no es de extrañar que el intestino sea llamado el centro inmunológico del perro.



Un microbioma intestinal bien equilibrado promueve la salud del perro de muchas maneras. Ayuda en la digestión, produce vitaminas esenciales y ácidos grasos de cadena corta, regula el metabolismo y apoya la inmunidad al prevenir el crecimiento de patógenos dañinos[3]. Además, investigaciones recientes muestran que existe una conexión estrecha entre el intestino y el cerebro, el llamado eje intestino-cerebro, a través del cual los microbios intestinales pueden influir incluso en el estado de ánimo y comportamiento del perro[4][5]. Un microbioma intestinal equilibrado (eubiosis) se ha asociado con una mejor inmunidad y un metabolismo equilibrado, mientras que un desequilibrio (disbiosis) se ha vinculado con variaciones de peso, enfermedades metabólicas y cambios en el comportamiento[6]. En otras palabras, cuando el intestino del perro está sano, todo el perro está sano, tanto física como mentalmente.

En esta guía profundizaremos en la salud intestinal del perro. Ya sea que seas un entusiasta dueño de un cachorro por primera vez o un propietario más experimentado, nuestro objetivo es ofrecer información clara y confiable sobre el bienestar intestinal a lo largo de las etapas de la vida del perro. Revisaremos cómo se desarrolla el microbioma intestinal del cachorro y cómo cuidar el intestino de un perro adulto. Explicaremos qué es exactamente el microbioma intestinal y por qué su equilibrio es tan importante para la salud del perro, desde la defensa inmunitaria hasta el metabolismo e incluso el estado de ánimo del perro. También abordaremos los problemas intestinales más comunes, como la diarrea, los efectos de los antibióticos y el estómago sensible, y reflexionaremos sobre la importancia de la dieta para los microbios intestinales y el bienestar integral del perro. Además, aclararemos qué significan los prebióticos, probióticos y postbióticos, cómo se diferencian y cómo pueden beneficiar el intestino del perro. Finalmente, ofreceremos consejos prácticos para apoyar el equilibrio del microbioma intestinal en la vida diaria, sin menciones de medicamentos ni recomendaciones de productos, centrándonos en los aspectos básicos para promover el bienestar de tu perro.

Así que toma una posición cómoda y acompáñanos en un viaje al mundo de la salud intestinal de tu perro. ¡Cuidemos que todo esté bien tanto en el estómago como en la cola!

El perro olfatea el suelo

Desarrollo del microbioma intestinal desde cachorro hasta adulto

La microbiota intestinal del perro no se establece en equilibrio de la noche a la mañana; especialmente el intestino del cachorro experimenta grandes cambios en las primeras etapas de la vida. El cachorro nace prácticamente estéril, pero comienza a recoger bacterias de su entorno inmediatamente después del nacimiento. Un paso importante es el calostro materno, que contiene tanto anticuerpos como bacterias beneficiosas. Durante la lactancia, la leche materna y las bacterias lácticas que contiene ayudan a colonizar el intestino del cachorro con microorganismos beneficiosos. Según investigaciones, el intestino de los cachorros amamantados contiene abundantes grupos bacterianos como Firmicutes, Bacteroidetes y Actinobacteria, que se ha demostrado que favorecen la digestión y el desarrollo del sistema inmunológico del cachorro[7]. Esto significa que los nutrientes y las bacterias amigables de la leche materna crean la base para un desarrollo saludable de la microbiota intestinal del cachorro.

Cuando el cachorro se desteta de la madre y pasa a la comida sólida, el microbioma intestinal continúa desarrollándose. Durante la etapa temprana de desarrollo, la diversidad bacteriana aumenta gradualmente y un microbioma diverso comienza a estabilizarse[8]. Al llegar a la edad adulta, los microbios intestinales del perro generalmente alcanzan un "nivel adulto" – un equilibrio óptimo en el que hay una gran variedad de especies bacterianas que coexisten en armonía con su huésped. A este equilibrio influyen no solo la dieta, sino también muchos otros factores, como el entorno y las diferencias individuales. Por ejemplo, cada perro tiene su propio tipo de microbiota, y tanto la raza como el genoma influyen en el tipo de comunidad bacteriana que se desarrolla en el intestino[9][10].

Es importante notar que con la edad la composición del microbioma intestinal puede cambiar nuevamente. En perros mayores, la diversidad bacteriana intestinal puede comenzar a disminuir y ciertas bacterias beneficiosas pueden reducirse[8]. Un estudio encontró que en perros mayores disminuyó la proporción de bacterias Firmicutes beneficiosas para la salud y aumentó la proporción de bacterias del grupo Proteobacteria[7]. El crecimiento excesivo de proteobacterias suele estar asociado con desequilibrios intestinales y mayor susceptibilidad a la inflamación. Los cambios relacionados con la edad pueden afectar la digestión y la defensa inmunitaria del perro, por lo que es recomendable prestar especial atención a la salud intestinal del perro senior. La buena noticia es que con elecciones de estilo de vida adecuadas —como una alimentación de calidad y, si es necesario, con la ayuda de prebióticos o probióticos— se puede apoyar también la diversidad y salud del microbioma intestinal en perros envejecientes.

En resumen: el microbioma intestinal del cachorro necesita tiempo y buenas influencias para desarrollarse fuerte. La madre proporciona las bacterias y nutrientes importantes para el inicio de la vida, tras lo cual una alimentación variada y de calidad, junto con evitar factores perturbadores innecesarios (como tratamientos antibióticos repetidos), ayudan a estabilizar los microbios intestinales del perro joven. El intestino del perro adulto suele ser bastante estable, pero también es necesario cuidar su equilibrio; y si el perro pertenece a los "de estómago sensible", incluso pequeñas decisiones cotidianas (dieta, manejo del estrés) tienen un gran impacto. En el perro senior, el bienestar intestinal se vuelve crucial, ya que con la edad el sistema inmunológico se debilita y el intestino puede necesitar apoyo extra para mantenerse en buen estado. A continuación, profundizaremos en el microbioma intestinal: qué significa y por qué se habla tanto de él cuando se trata de la salud de los perros.

¿Qué es el microbioma intestinal y por qué es importante?

El microbioma intestinal se refiere a todos esos microbios – bacterias, hongos, levaduras y virus – que viven en el intestino del perro en simbiosis con su anfitrión[3]. Puedes imaginarlo como un vasto ecosistema invisible dentro de tu mascota. En un intestino sano, este ecosistema es muy diverso: cientos de especies y miles de millones de células, cada una con su pequeño papel. Principalmente, la flora bacteriana intestinal del perro pertenece a los mismos grandes grupos que en humanos: Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacteria, Fusobacteria y Proteobacteria son los principales filos bacterianos intestinales[11]. En un microbioma equilibrado, las bacterias beneficiosas mantienen a raya a las dañinas – compiten por el espacio vital para que los "microbios malos" no tengan demasiada oportunidad.

¿Pero por qué debería un dueño de perro preocuparse por los microbios intestinales? Aquí algunas razones clave:


  • Digestión y absorción de nutrientes: Las bacterias beneficiosas ayudan a descomponer los nutrientes, como las fibras, que las propias enzimas del perro no pueden digerir completamente. Cuando las bacterias descomponen las fibras, se producen ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), que son la principal fuente de energía para las células intestinales y al mismo tiempo protegen la mucosa intestinal de inflamaciones[12][13]. Los microbios intestinales también participan en la producción de algunas vitaminas (por ejemplo, vitaminas K y B)[3]. Sin una microbiota saludable, el perro no aprovecharía completamente todo lo que necesita de su alimento.
  • Defensa inmunitaria: Como se mencionó, la mayoría de las células inmunitarias del perro se encuentran en el intestino. Los microbios intestinales entrenan al sistema inmunológico para distinguir entre patógenos dañinos y sustancias inofensivas. Un buen equilibrio microbiano ayuda a mantener la pared intestinal fuerte y como una barrera protectora intacta. Un microbioma equilibrado impide que las bacterias dañinas se establezcan, ya que los microbios beneficiosos les quitan espacio y alimento, e incluso producen ácidos y otros compuestos que hacen el ambiente desfavorable para los gérmenes[14]. Si la microbiota intestinal se altera (disbiosis), la cantidad de bacterias dañinas puede aumentar excesivamente, resultando en una sobrerreacción del sistema inmunológico o inflamaciones[14]. Por ejemplo, inflamaciones intestinales, alergias alimentarias e incluso enfermedades autoinmunes se han asociado con un desequilibrio microbiano no saludable.
  • Metabolismo y control de peso: Las bacterias intestinales afectan la eficiencia con la que el perro aprovecha las calorías de su alimento. Algunos microbios pueden aumentar la captación de energía de los alimentos, lo que podría favorecer el aumento de peso, mientras que otros consumen energía y producen productos metabólicos que incrementan la sensación de saciedad. Los estudios han encontrado asociaciones entre ciertos tipos de microbiota y la obesidad: por ejemplo, una relación bacteriana específica relacionada con la disbiosis (Firmicutes/Bacteroidetes) puede predisponer al perro a acumular peso[15]. Por otro lado, una microbiota diversa que fermente fibras produce abundantes ácidos grasos beneficiosos que reducen la inflamación y pueden apoyar un metabolismo saludable[13]. En la práctica, una buena salud intestinal puede ayudar a mantener al perro en su peso ideal, cuando la absorción de nutrientes y el gasto energético están equilibrados.
  • Estado de ánimo y comportamiento: Los dueños de perros pueden sorprenderse al saber que el intestino también está conectado con el cerebro. El intestino y el cerebro del perro se comunican a través del sistema nervioso (especialmente el nervio vago) y diversos neurotransmisores[16]. Las bacterias intestinales beneficiosas producen, entre otros, serotonina, GABAa y otros neurotransmisores que pueden influir en los niveles de estrés y el estado de ánimo del perro[16]. En humanos se ha reconocido la conexión entre el intestino y el bienestar psicológico, y ahora las investigaciones sugieren un fenómeno similar en perros[17][18]. Por ejemplo, en algunos estudios se han encontrado cepas bacterianas anómalas en perros ansiosos o agresivos en comparación con sus congéneres más tranquilos[5]. Aunque la investigación está en sus inicios, se puede afirmar que un estómago tranquilo favorece una mente tranquila, y viceversa, el estrés crónico puede reflejarse en problemas estomacales en el perro.

En resumen: El microbioma intestinal es una parte vital de la salud del perro. Afecta la inmunidad, la absorción de nutrientes, el metabolismo e incluso el cerebro del perro. Por eso es importante mantener el equilibrio del microbioma. Cuando el intestino está sano, el perro tiene más energía, se enferma menos y se recupera más rápido del esfuerzo, además de que puede ser un compañero más alegre en el día a día. A continuación, examinaremos los problemas más comunes que pueden desequilibrar el bienestar intestinal, así como cómo identificarlos y actuar en estas situaciones.

Problemas intestinales más comunes en perros

El funcionamiento del estómago del perro puede verse afectado por muchos factores. La mayoría de los dueños de perros se enfrentan en algún momento a una situación en la que el estómago del perro está alterado – comúnmente en forma de diarrea o heces sueltas. También el vómito ocasional, los gases o la falta de apetito pueden indicar que el estómago no está completamente bien. A continuación, repasamos algunos problemas intestinales comunes, sus causas y cuándo es motivo de preocupación.

Estómago suelto y diarrea

Diarrea (heces sueltas y acuosas) es quizás la molestia individual más común en el intestino de los perros. La mayoría de los perros experimentan diarrea en algún momento – especialmente los cachorros, cuando exploran el mundo con la boca, pero también los adultos, por ejemplo, después de comer algo inapropiado. Las causas más comunes de diarrea aguda son bastante cotidianas: el perro puede haber comido algo que no le conviene (como basura del suelo, comida en mal estado o golosinas con demasiada grasa), o se ha producido un cambio repentino en la dieta que el intestino no puede digerir inmediatamente[19]. También las infecciones virales y bacterianas (por ejemplo, virus intestinales como el parvovirus o inflamaciones bacterianas) pueden causar diarreas severas. Las hipersensibilidades o alergias alimentarias suelen manifestarse como diarrea recurrente. El estrés es una causa sorprendentemente común de malestar estomacal: en perros más sensibles, viajar, mudarse a un nuevo entorno o un evento emocionante (como una exposición o el encuentro con otro perro) puede desencadenar diarrea por estrés[19]. A veces, un tratamiento médico, especialmente antibióticos, puede alterar el equilibrio bacteriano intestinal y provocar diarrea[19]. Cuando entendemos la causa, podemos ayudar mejor al perro – por ejemplo, al hacer cambios en la dieta es recomendable hacer la transición gradualmente, y en situaciones de estrés apoyar al perro calmando el entorno.

Afortunadamente, la mayoría de las diarreas agudas son leves y se resuelven por sí solas en unos pocos días, siempre que el perro reciba suficiente líquido y descanso[19]. A menudo puedes tratar la diarrea leve en casa siguiendo algunas pautas básicas: ofrece alimentos fácilmente digeribles en pequeñas porciones (por ejemplo, pollo hervido bajo en grasa y arroz), asegúrate de que tenga acceso constante a agua y mantén al perro en reposo[19]. A menudo se recomienda iniciar con un ayuno alimenticio corto (unas pocas horas, menos en cachorros) para que el intestino descanse, y luego comenzar con comida ligera. En farmacias y clínicas veterinarias también hay disponibles productos de apoyo para la diarrea (como probióticos, bebidas electrolíticas y pastas protectoras intestinales), que pueden usarse según las indicaciones. Puedes consultar al veterinario o al personal de la farmacia si necesitas asesoramiento. Lo más importante es observar el estado del perro: si el perro está activo y bebe bien a pesar de la diarrea, generalmente la situación no es alarmante.

¿Cuándo debería preocuparnos por la diarrea y acudir al veterinario? Recuerda algunas señales de alerta: presencia de sangre en las heces, diarrea intensa y continua acompañada de letargo o vómitos, o que el perro no beba suficiente agua. Una diarrea especialmente grave y sanguinolenta (por ejemplo, AHDS, diarrea hemorrágica aguda) puede volverse peligrosa rápidamente: si el perro evacua repetidamente solo líquido sanguinolento, se trata de una emergencia. También los cachorros se deshidratan rápidamente con la diarrea, por lo que se debe reaccionar con prontitud ante la diarrea en un cachorro pequeño. La recomendación general es contactar al veterinario si el estado general del perro empeora (debilidad, fiebre, apatía), la diarrea dura más de un par de días, es muy líquida o sanguinolenta, o el perro vomita continuamente. Mejor acudir al veterinario con baja tolerancia a los síntomas que demasiado tarde.

Resumen de la diarrea: Es una afección común y generalmente inofensiva, cuyo causante suele ser un factor cotidiano. En casa se pueden tratar muchos casos con éxito mediante una alimentación ligera y observación. Mantén al perro hidratado, ofrece alimentos amigables para el estómago y evita las golosinas hasta que el estómago se haya calmado. Si los síntomas empeoran o persisten, es importante buscar ayuda profesional: la salud del perro siempre es prioritaria.

Mujer leyendo un libro con un perro senior a su lado

Tratamientos con antibióticos y microbiota intestinal

Los antibióticos a veces son necesarios para tratar infecciones, pero pueden tener un efecto secundario desagradable: no distinguen entre bacterias "malas" y "buenas". Por ello, un tratamiento con antibióticos puede matar accidentalmente también bacterias intestinales beneficiosas y desequilibrar el microbioma. Para el propietario, esto puede manifestarse como un estómago suelto en el perro durante o después del tratamiento con antibióticos. Algunos perros toleran los antibióticos sin problemas, mientras que otros presentan diarrea o falta de apetito durante el tratamiento.

Los estudios han demostrado que el tratamiento con antibióticos puede alterar significativamente la composición de la microbiota intestinal del perro – en poco tiempo disminuye la cantidad de bacterias beneficiosas y algunas cepas más resistentes (o levaduras) pueden dominar[20]. Esta disbiosis puede predisponer a otros problemas de salud, ya que los mecanismos de defensa intestinal se debilitan. Por ejemplo, después de los antibióticos el perro puede ser más susceptible a una nueva diarrea o inflamación intestinal, mientras la flora bacteriana normal aún se está recuperando.

¿Cómo ayudar al intestino del perro durante un tratamiento con antibióticos? La prevención es la palabra clave: se deben evitar los tratamientos antibióticos innecesarios – úselos solo bajo prescripción veterinaria, para el propósito correcto y siguiendo las indicaciones hasta el final del tratamiento. A veces existen alternativas para los problemas (por ejemplo, probióticos o tratamientos de apoyo para inflamaciones intestinales leves), pero estas decisiones siempre corresponden al veterinario. Cuando el antibiótico es necesario, se puede apoyar la microbiota intestinal, por ejemplo, con bacterias ácido lácticas (probióticos). Hay evidencia científica de que ciertas cepas probióticas pueden acortar la duración de la diarrea causada por antibióticos y ayudar a restaurar el equilibrio microbiano más rápidamente. Consulte al veterinario para un producto adecuado – generalmente se recomiendan probióticos diseñados para perros durante y después del tratamiento por algunas semanas. También los prebióticos (fibra dietética que alimenta a las bacterias buenas) pueden ser útiles en la fase de recuperación; una dieta rica en fibra y de fácil digestión ayuda a que las bacterias beneficiosas vuelvan a crecer. Sin embargo, recuerde que cada perro es un individuo: observe cómo reacciona su perro y reporte al veterinario si nota efectos secundarios significativos. Si es necesario, junto con el antibiótico se puede cambiar a otro tratamiento de apoyo o medicación si el intestino no tolera el medicamento.

Como aspecto positivo, el microbioma intestinal suele ser bastante resistente: es capaz de recuperarse con el tiempo. Se puede promover conscientemente la recuperación de las bacterias beneficiosas: existen alimentos para perros a los que se les han añadido prebióticos (como FOS, MOS o fibra de raíz) para ayudar a restaurar el equilibrio, y a veces el veterinario puede recomendar preparados sinbióticos (combinación de prebiótico y probiótico). Una revisión científica señala que restaurar la población de bacterias beneficiosas después de los antibióticos es esencial para la salud intestinal; por lo tanto, asegúrate de que tu perro reciba una alimentación amigable para el intestino y un tiempo de recuperación tranquilo tras el tratamiento[21]. Evita el estrés innecesario justo después del tratamiento con antibióticos (deja que el perro descanse, mantén su rutina diaria habitual), ya que el estrés puede empeorar aún más la disbiosis[21].

Estómago sensible y problemas más crónicos

Algunos perros parecen reaccionar de manera sensible incluso a los cambios más pequeños; por ello, se les puede llamar de estómago sensible. Un perro con estómago sensible puede tener heces blandas recurrentes o vómitos ocasionales sin que haya una causa clara subyacente. Típicamente, estos son perros que pueden tener, por ejemplo, una hipersensibilidad leve del tracto digestivo a ciertos alimentos o cuyo intestino reacciona intensamente al estrés. Por ejemplo, viajar o un alimento nuevo puede causar molestias estomacales. Con un perro de estómago sensible, el propietario suele aprender por experiencia a evitar ciertos alimentos o situaciones que se sabe que causan problemas.

¿A qué puede deberse un estómago sensible? Una causa común es la intolerancia o alergia alimentaria. En perros, las proteínas que comúnmente causan hipersensibilidad son la carne de res, pollo, productos lácteos, trigo o soja. Si el perro tiene esta hipersensibilidad, su intestino puede inflamarse ligeramente cada vez que se expone a esa sustancia, lo que se manifiesta con síntomas estomacales. Otra posible causa es una enfermedad inflamatoria intestinal leve (IBD/CIE), en la que el sistema inmunológico intestinal está sobreactivado y causa inflamación crónica; sus causas son múltiples (predisposición genética, anomalía inmunológica, desequilibrio microbiano) y requiere diagnóstico veterinario. El SII (síndrome del intestino irritable) es un término que a veces se usa para describir un trastorno funcional sin causa física clara, pero donde el estrés y la dieta afectan los síntomas. Un estómago sensible puede ser una "característica" del perro, similar a algunas personas, donde con la dieta y rutinas adecuadas el perro permanece sin síntomas, pero las desviaciones pueden provocar rápidamente molestias.

¿Cómo se puede ayudar a un estómago sensible? En primer lugar, la regularidad y la coherencia son tus aliadas. Mantén la dieta del perro lo más simple y de calidad posible: elige un alimento completo de fácil digestión, evita cambios constantes de marca o de proteína, y no le des grandes cantidades de golosinas que puedan ser difíciles para el estómago (como carnes muy grasosas o leche, si el perro no tolera la lactosa). Muchos perros con estómago sensible se benefician de un suplemento de fibra, que retiene agua en el intestino y equilibra la consistencia de las heces; puedes consultar al veterinario sobre el uso de fibra de psyllium u otra fibra soluble. Los prebióticos (como la inulina, FOS) en la alimentación pueden alimentar a los microorganismos beneficiosos del intestino y fortalecer la mucosa intestinal[22]. También los probióticos pueden ser útiles con uso continuo para apoyar la defensa intestinal; ciertos productos probióticos están diseñados para uso prolongado, pero es recomendable discutir con el veterinario para elegir la cepa y dosis adecuadas. Para un perro con estómago sensible, el manejo del estrés es importante: intenta mantener las rutinas diarias lo más constantes posible, ofrece al perro un lugar seguro y tranquilo para descansar, y acostúmbralo gradualmente a los cambios. Por ejemplo, si sabes que vas a viajar, puedes acostumbrar al perro a estar en el coche con pequeños paseos previos y llevar su comida habitual y, si es útil, algún producto para el mareo en viajes.

También es importante reconocer cuándo las afecciones crónicas requieren exámenes veterinarios. Si el perro tiene episodios recurrentes de diarrea, pérdida de peso evidente, sangre en las heces o dolor abdominal, no se debe asumir que es "solo un estómago sensible". En ese caso, es necesario realizar pruebas: análisis de sangre, muestras de heces para parásitos, posiblemente pruebas de alimentación para confirmar alergias, y en algunos casos endoscopias, para tratar posibles enfermedades. A menudo, el tratamiento de problemas intestinales crónicos incluye ajustes dietéticos (por ejemplo, dieta de eliminación para alergias o alimento especial altamente hidrolizado para perros con IBD) así como medicación o suplementos según sea necesario.

En resumen: un estómago sensible requiere atención y esfuerzo por parte del propietario, pero con las acciones correctas el perro puede vivir una vida completamente normal y feliz. Identifique las sensibilidades de su perro, evítelas en la medida de lo posible y apoye el bienestar intestinal de forma preventiva con una alimentación de calidad y buenas bacterias. Recuerde que hay ayuda disponible: no dude en acudir al veterinario si siente que no puede equilibrar el estómago de su perro por sus propios medios. Juntos pueden encontrar soluciones, ya sea una dieta especial u otro tratamiento, para que un estómago sensible ya no afecte su bienestar.

Cachorro en el veterinario

La dieta como apoyo para los microbiomas intestinales

La dieta es quizás el factor individual más poderoso que moldea diariamente la composición de los microbiomas intestinales del perro. Lo que el perro come también es alimento para las bacterias intestinales: diferentes nutrientes alimentan diferentes microbios. Por eso no es indiferente lo que se pone en el plato. En términos generales, se puede decir que las cantidades de proteína, grasa y fibra en la comida afectan directamente qué bacterias prosperan en el intestino del perro[23].

Los estudios han observado que una dieta alta en proteínas (por ejemplo, una dieta basada únicamente en carne o muy rica en carne) favorece ciertos grupos bacterianos. En perros que consumen mucha carne se ha observado un aumento notable, entre otros, de bacterias Fusobacteria y de algunas bacterias que descomponen proteínas[24]. Estas participan en la fermentación de aminoácidos y pueden producir metabolitos como el butirato, que tiene efectos beneficiosos (el butirato reduce la inflamación en el intestino)[12]. Sin embargo, una dieta demasiado monótona y extremadamente alta en proteínas puede dejar a las bacterias beneficiosas que descomponen la fibra "sin alimento"; si el perro no recibe carbohidratos ni fibras, por ejemplo, las bacterias de los géneros Bifidobacterium y Prevotella disminuyen. Las fibras (y otros carbohidratos prebióticos) son muy valiosas para la microbiota intestinal: no se absorben en el intestino delgado del perro, sino que llegan al colon para ser aprovechadas por los microbios. Cuando los buenos microbios fermentan las fibras, se producen ácidos grasos de cadena corta (SCFA, como acetato, propionato, butirato), que reducen el pH intestinal, inhiben el crecimiento de bacterias dañinas y nutren las células de la pared intestinal[25][12]. Según estudios, una dieta rica en fibra se asocia con una mayor cantidad de bacterias beneficiosas, incluyendo un aumento de bifidobacterias y bacterias del género Faecalibacterium[22]. Por ejemplo, la inulina y los fructo-oligosacáridos (FOS) son fibras prebióticas que se ha demostrado incrementan la proporción de microbios beneficiosos y fomentan la producción de butirato en el intestino de los perros[22]. También algunas fuentes funcionales de fibra, como la fibra de patata, han demostrado mejorar las condiciones intestinales: al añadir fibra derivada de la patata a la dieta, aumentó la cantidad de bacterias Firmicutes y disminuyó la de bacterias Fusobacteria, lo que indica un cambio favorable en la microbiota[26].

La proporción de grasas en la dieta también afecta a los microbios. Una comida muy grasa puede causar heces blandas en algunos perros (la grasa se digiere peor) y modificar la composición del microbioma hacia un ambiente intestinal menos ácido, donde algunas bacterias nocivas prosperan. Por otro lado, las grasas saludables, como los ácidos grasos omega-3, pueden ser beneficiosas: hay indicios de que los omega-3 reducen la cantidad de bacterias nocivas (como las que producen endotoxinas LPS inflamatorias) y favorecen el crecimiento de bifidobacterias beneficiosas[27]. Por tanto, la calidad de la grasa es esencial: el EPA y DHA del aceite de pescado pueden proteger el intestino, mientras que una cantidad excesiva de grasas saturadas puede alterar el equilibrio.

¿Y la forma de la dieta? En el mercado existen diferentes filosofías de alimentación: comida industrial en croquetas, alimentación casera, alimentación cruda, alimentación basada en plantas... Todas ellas tienen un impacto en el microbioma. Por ejemplo, se ha observado una mayor diversidad bacteriana y especialmente un predominio del género Fusobacterium en perros alimentados con comida cruda en comparación con los que comen croquetas[24]. En cambio, en los que comen alimento seco, por ejemplo, las bacterias Prevotella pueden ser más comunes, lo que se relaciona con un mayor contenido de carbohidratos. Es interesante que un estudio reciente encontró solo pequeñas diferencias en el microbioma intestinal de perros sanos al comparar una dieta completamente basada en plantas (vegana) con una dieta habitual rica en carne[28]. Esto indica que el microbioma intestinal del perro puede adaptarse a una alimentación bastante diferente sin cambios dramáticos, siempre que la dieta sea nutricionalmente completa. Más importante que la clasificación formal de la comida es su contenido nutricional y cómo se implementan las variaciones dietéticas. Los cambios rápidos pueden desordenar el equilibrio: cuando la flora bacteriana está acostumbrada a una dieta, un cambio brusco en la composición nutricional puede causar un desequilibrio temporal (y diarrea). Por eso, la nueva comida siempre debe introducirse gradualmente mezclándola con la anterior durante varios días o semanas.

En general, una buena regla práctica es ofrecer al perro una dieta variada y de calidad, que contenga en proporciones adecuadas proteínas, grasas y fibra. La carne o el pescado de calidad como fuente de proteínas proporcionan materiales de construcción y sabor, mientras que las fibras (verduras, raíces, cereales integrales o suplementos de fibra separados) alimentan las bacterias importantes para el intestino. También se deben tener en cuenta las diferencias individuales: un perro puede estar perfectamente bien con croquetas que contienen cereales, mientras que otro necesita una dieta sin cereales para evitar problemas de piel o estómago. Ajusta la dieta según tu perro y consulta a un experto si es necesario (veterinario o especialista en nutrición de mascotas) para obtener consejos sobre la alimentación adecuada para tu perro, especialmente si tiene problemas de salud que puedan verse afectados por la dieta.

Finalmente, es importante enfatizar: lo que el perro no come es tan importante como lo que come. Mantén la basura y los restos de comida en mal estado fuera de su alcance, no permitas que el perro engulla grandes cantidades de comida humana (muchas pueden causar problemas estomacales o ser peligrosas, como el chocolate, el xilitol, la cebolla, etc.), y evita alimentarlo con demasiados premios grasos. El equilibrio y la moderación son palabras clave. Los microbios intestinales valoran la constancia y la riqueza nutricional: prosperan cuando tienen constantemente disponibles buenas fibras y una cantidad adecuada de materia no digerida para fermentar, pero sufren si la dieta es de un solo tipo o si el intestino recibe choques continuos de ingredientes inapropiados.

Prebióticos, probióticos y postbióticos – ¿qué son?

En los últimos años, en los escritos sobre la salud de las mascotas, se ha encontrado cada vez más a menudo con los términos prebiótico, probiótico y postbiótico. Suenan fácilmente muy similares, pero significan cosas diferentes. Todos ellos están relacionados con los microbios intestinales: se trata ya sea de las bacterias intestinales en sí mismas o de su nutrición y productos. En este capítulo se explica claramente qué significa cada uno de estos términos, para qué se utilizan y qué beneficios pueden tener para el intestino del perro.

Prebióticos: alimento para los buenos microbios

Los prebióticos son sustancias que por sí mismas no son alimento para el animal, pero que alimentan a los microbios intestinales beneficiosos. Generalmente, los prebióticos son diferentes fibras o carbohidratos que las enzimas digestivas del perro no descomponen, sino que llegan al colon para ser fermentados por bacterias[29]. Por lo tanto, el prebiótico funciona como un fertilizante: promueve el crecimiento y la actividad de las bacterias deseadas en el intestino[29]. Ejemplos de prebióticos son inulina, fructo-oligosacáridos (FOS), galacto-oligosacáridos (GOS), almidón resistente y pectina. Muchos de estos se encuentran naturalmente en verduras y frutas, por ejemplo, la alcachofa de Jerusalén, la achicoria, el plátano, la manzana y la zanahoria contienen fibras prebióticas. A los perros se les administran prebióticos a menudo como parte de un alimento completo (muchos alimentos para perros de calidad contienen FOS añadido o fibra de raíz) o como suplementos de fibra separados.

¿Cuál es el beneficio de los prebióticos? Como se mencionó anteriormente, los prebióticos aumentan la cantidad de bacterias beneficiosas (como las bifidobacterias) y la producción de ácidos SCFA que ellas generan[22]. Esto conduce a un descenso del pH en el intestino, lo que previene el crecimiento de bacterias perjudiciales. Se ha observado que los prebióticos mejoran la eficiencia de la digestión, la composición de las heces (por ejemplo, reduciendo el estreñimiento o aliviando la variación excesiva de la diarrea) e incluso tienen efectos que apoyan la defensa inmunitaria a través de su acción moduladora sobre los microbios[22]. En otras palabras, al darle al intestino "buena comida" apoyamos la salud del perro. Los prebióticos generalmente se toleran bien, pero en dosis muy altas pueden causar formación de gases (ya que la fermentación también produce gases). Por eso, si añades fibras prebióticas a la dieta de tu perro, hazlo gradualmente para evitar causar accidentalmente flatulencias o dolores abdominales por un cambio demasiado brusco.

Probóticos – microbios vivos beneficiosos

Los probióticos, por su parte, son microbios vivos que se administran a los perros para promover la salud. Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, proporcionan beneficios para la salud del anfitrión[29]. En la práctica, los probióticos incluyen ciertas especies o cepas bacterianas que también se encuentran en el microbioma intestinal saludable. Los géneros bacterianos comunes usados como probióticos incluyen Lactobacillus (bacterias del ácido láctico), Bifidobacterium y Enterococcus. Los productos probióticos desarrollados para perros pueden contener una o varias cepas bacterianas cuidadosamente estudiadas, que se sabe que tienen efectos beneficiosos en el intestino canino.

¿Cómo funcionan los probióticos? Imagine que está introduciendo refuerzos en el intestino para el ejército de microbios beneficiosos. Cuando se administran probióticos a un perro, estos se establecen al menos temporalmente en el intestino para competir con las bacterias perjudiciales. Pueden producir sustancias que destruyen bacterias (bacteriocinas), desplazar a los patógenos adhiriéndose a la superficie intestinal en su lugar, y también pueden modular el sistema inmunológico hacia una dirección calmante. Se ha observado que los probióticos, por ejemplo, acortan la duración de la diarrea en perros, reducen los trastornos intestinales causados por antibióticos y posiblemente ayudan en algunos problemas de piel y alergias (como la atopia) equilibrando la respuesta inmunitaria[30]. Algunos estudios incluso sugieren que los probióticos podrían tener un efecto ligeramente ansiolítico en perros, probablemente a través del eje intestino-cerebro, como se ha observado también en humanos[31][32]. Es importante destacar que no todos los probióticos son iguales: los efectos dependen de la cepa. Por ejemplo, Enterococcus faecium es una bacteria comúnmente utilizada en probióticos para perros, cuyas cepas específicas se han demostrado seguras y beneficiosas, por ejemplo, para prevenir la diarrea en cachorros. En cambio, Lactobacillus rhamnosus GG es un probiótico potente conocido en humanos, pero sus efectos en perros están menos estudiados.

Fuentes de probóticos: Hay varios productos comerciales probóticos disponibles para perros: pastas, cápsulas, polvos, comprimidos masticables. Su composición y eficacia varían. Generalmente, es más seguro usar productos recomendados por veterinarios, en los que las cepas bacterianas y las cantidades están claramente indicadas. Los probóticos también se pueden obtener de fuentes naturales: algunos dueños dan a sus perros un poco de suero de leche, yogur natural o chucrut mezclado con la comida. Estos contienen bacterias lácticas, pero es importante recordar que no todos los perros toleran los productos lácteos (la intolerancia a la lactosa es común en perros). Además, en los productos naturales no se sabe con exactitud qué cepas bacterianas ni cuánta cantidad recibe el perro. Por eso, para perros especialmente sensibles o en casos de problemas más graves, se recomienda usar productos estandarizados. Los probóticos se administran a menudo en tratamientos cortos, por ejemplo, durante 5-10 días en casos de diarrea, pero en algunos casos (como en perros con estómago crónicamente sensible) el veterinario puede recomendar un uso más prolongado. Son bastante seguros, aunque en casos muy raros en individuos debilitados existe el riesgo teórico de que una bacteria viva cause problemas; por esta razón, el tratamiento probótico en animales muy enfermos o inmunodeprimidos siempre debe discutirse con el veterinario.

¿Vale la pena dar probóticos a un perro sano? Hay muchas opiniones al respecto. Algunos dicen que si el estómago del perro funciona perfectamente, los probóticos adicionales no son útiles. Otros consideran que el entorno moderno y la comida procesada empobrecen el microbioma, por lo que los suplementos siempre son beneficiosos. La investigación actual parece apoyar la idea de que los probóticos también pueden ser útiles de forma preventiva: pueden mantener la estructura saludable de la mucosa intestinal, mejorar la absorción de nutrientes y fortalecer la inmunidad[33][34]. Sin embargo, un perro generalmente sano no necesita tratamientos probóticos continuos si come comida de calidad y está bien. De vez en cuando, por ejemplo antes de una situación estresante (viaje, competencia) o un cambio en la alimentación, los probóticos pueden ayudar a mantener el intestino tranquilo.

Postbióticos – productos beneficiosos de los microbios

Postbióticos son el recién llegado en este trío. El término puede ser desconocido para muchos. Los postbióticos se refieren a compuestos beneficiosos producidos por probióticos o productos, o alternativamente a partes completas de células microbianas que han sido inactivadas pero que aún tienen efectos sobre la salud[35][36]. En otras palabras: cuando los probióticos consumen prebióticos, producen postbióticos. Un buen ejemplo de postbiótico es el ya mencionado butirato (ácido butírico), que es el producto final de la fermentación de fibra por bacterias lácticas. El butirato tiene un fuerte efecto antiinflamatorio y fortalece la pared intestinal[13]. Otros postbióticos incluyen ácido láctico, bacteriocinas (proteínas producidas por bacterias que combaten bacterias competidoras), diversas enzimas, péptidos y partes de la pared celular (como los ácidos teicoicos). Es esencial que el postbiótico no esté vivo: es una parte de una bacteria muerta o un compuesto químico secretado por la bacteria[37]. Por esta razón, los postbióticos suelen ser muy estables: pueden añadirse, por ejemplo, a alimentos para mascotas o suplementos sin preocuparse por la viabilidad de bacterias vivas.

¿Cuáles son los beneficios de los postbóticos? Aunque los postbóticos no están vivos, pueden imitar los efectos de los probóticos en el organismo. Por ejemplo, algunos postbóticos se adhieren a la mucosa intestinal y estimulan el sistema inmunológico de manera controlada, como si lo ejercitaran sin riesgo de infección. Varios estudios sugieren que los postbóticos pueden mejorar la composición del microbioma intestinal, reducir la reacción inflamatoria excesiva, disminuir el estrés oxidativo en las células y ayudar en el manejo de enfermedades crónicas (como problemas de piel o enfermedades intestinales)[30]. Por ejemplo, en un estudio, la administración de un producto que contenía postbóticos a perros redujo los síntomas de dermatitis atópica, lo que indica un efecto inmunomediado en la salud de la piel a través del intestino[30]. Los postbóticos también tienen potencial para actuar como alternativa a los antibóticos en ciertas situaciones, ya que pueden inhibir el crecimiento de bacterias perjudiciales sin el riesgo de que las bacterias desarrollen resistencia[38].

Dado que los postbióticos son un concepto nuevo, la investigación sobre ellos aún está en curso. Sin embargo, han comenzado a aparecer en el mercado alimentos para perros que anuncian "producto de fermentación postbiótica" como ingrediente. Esto puede referirse, por ejemplo, a levadura fermentada seca o productos de fermentación de bacterias lácticas que aportan compuestos beneficiosos para el intestino en el alimento. Los postbióticos son prometedores, ya que son seguros (no contienen microbios vivos, por lo que no hay riesgo de infección), estables y pueden ofrecer los mismos beneficios que los probióticos. No obstante, es importante recordar que no reemplazan a la microbioma vivo: son más bien herramientas específicas para manejar ciertos problemas.

Perro bebiendo agua de un cuenco metálico

"¿Cómo funcionan juntos los 'bióticos'?"

Los prebióticos, probióticos y postbióticos pueden verse como un continuo: se complementan entre sí. Los prebióticos son el combustible que ayuda a los microbios beneficiosos (naturales o administrados como probióticos) a crecer y prosperar. A su vez, los microbios saludables producen postbióticos beneficiosos que aportan ventajas para la salud intestinal y general del perro[39]. Se puede considerar que para apoyar el intestino del perro, a menudo se combinan prebióticos y probióticos (simbiótico): los probióticos aportan más bacterias buenas, y los prebióticos alimentan tanto a las bacterias buenas antiguas como a las nuevas. Esto resulta en una mayor producción de postbióticos y un ambiente intestinal favorable. En este sentido, los tres pueden utilizarse para mantener la salud intestinal.

Ejemplo práctico: Tu perro ha recibido un tratamiento con antibióticos y quieres ayudar a que su intestino se recupere. El veterinario puede sugerir un producto simbiótico que contenga tanto probióticos (por ejemplo, la cepa Enterococcus faecium) como prebióticos (por ejemplo, fibra FOS). Se administra al perro diariamente durante un par de semanas. Los probióticos se establecen en el intestino y el prebiótico los alimenta: comienzan a producir postbióticos como el butirato, que repara la mucosa intestinal y reduce la inflamación. Además, los probióticos inhiben temporalmente el crecimiento de bacterias dañinas. Como resultado, las heces del perro se vuelven más firmes y la función intestinal se normaliza más rápido que sin el tratamiento de apoyo[40]. Este "tratamiento triple" se está volviendo común tanto en humanos como en animales, y refleja la importancia de los microbios y sus nutrientes para el bienestar.

En resumen, estos términos: - Prebiótico = fibra u otro compuesto que alimenta las bacterias buenas (por ejemplo, inulina). - Probiótico = bacteria buena viva que se administra para apoyar la salud (por ejemplo, bacteria láctica). - Postbiótico = producto de bacterias buenas o bacteria inactivada que tiene un efecto beneficioso para la salud (por ejemplo, butirato o lactobacillus tratado térmicamente)[41].

Estos pueden utilizarse por separado o juntos para la salud intestinal del perro. Sin embargo, siempre es bueno consultar con un experto sobre lo que su perro pueda necesitar; cada uno es un individuo y no se deben dar suplementos innecesarios. A continuación, ofrecemos algunos consejos prácticos generales para apoyar el bienestar intestinal de su perro en el día a día.

Consejos prácticos para apoyar el equilibrio intestinal del perro

Con pequeñas acciones y elecciones diarias puede influir significativamente en el bienestar del microbioma intestinal de su perro. A continuación, se recopilan una serie de consejos y buenas prácticas que ayudan a mantener el estómago satisfecho y los microbios en armonía. Estos consejos benefician tanto al cachorro como al perro adulto, y muchos de ellos son las mismas cosas que generalmente mantienen la salud general del perro.


  • Ofrezca una alimentación de calidad y equilibrada: La base de la alimentación debe ser un alimento completo para perros, del cual el perro obtenga todos los nutrientes necesarios. Elija un alimento que se adapte a la edad, tamaño y necesidades especiales de su perro. Un alimento de calidad suele contener también fibras beneficiosas para el intestino (como fibra de raíz, semillas de lino u otros prebióticos) de forma natural o añadida. Evite dietas muy monótonas o con exceso de rellenos; recuerde que la diversidad (la proporción adecuada de diferentes nutrientes) mantiene una microbioma diverso.
  • Mantenga la rutina alimentaria, pero evite cambios bruscos: El intestino del perro valora la regularidad. Alimente a su perro aproximadamente a las mismas horas cada día y evite cambiar constantemente la marca de comida sin una buena razón. Si cambia la comida del perro, acostumbre la nueva comida gradualmente mezclándola con la antigua durante un programa de transición de 7 a 10 días. Así, las bacterias intestinales tienen tiempo para adaptarse a la nueva comida y el equilibrio no se altera. En el caso de un cachorro, recuerde que desde el destete es importante avanzar paso a paso en la alimentación: cambios demasiado grandes para un estómago pequeño pueden ser un shock.
  • Cuide la higiene, pero deje que el perro sea perro: Los microbios del entorno forman parte del ecosistema intestinal. Permita que el perro olfatee y explore su entorno al aire libre; así se expone a diversos microbios ambientales, lo que puede incluso enriquecer su microbiota intestinal (por ejemplo, caminar por el bosque y escarbar en la tierra introduce bacterias del suelo en el intestino, lo que puede apoyar una microbiota diversa). Por otro lado, evite que el perro coma basura, carroña o heces de otros animales, que pueden contener bacterias dañinas o parásitos. Una higiene equilibrada significa no mantener al perro en una burbuja estéril, pero tampoco permitir que constantemente se lleve todo a la boca. En casa, lave regularmente el comedero del perro y conserve la comida higiénicamente para evitar su deterioro.
  • Practique el manejo del estrés: El estado mental del perro afecta su estómago. El estrés puede alterar el movimiento intestinal e incluso la microbiota (por ejemplo, las hormonas del estrés pueden reducir ciertas bacterias beneficiosas en el intestino). Por lo tanto, intente mantener rutina y seguridad en la vida del perro. Si se avecina un evento estresante (por ejemplo, fuegos artificiales en Año Nuevo o una visita al veterinario), prepare al perro con anticipación: use si es necesario productos naturales calmantes de apoyo (como difusores de feromonas) y ofrezca seguridad extra y objetos familiares (su propia cama, juguete) durante el estrés. Algunos perros se benefician de un tratamiento probiótico antes de la situación estresante: estudios han mostrado que los probióticos pueden ayudar a los perros a soportar mejor el estrés, por ejemplo, durante los viajes[21]. Lo más importante es identificar las fuentes de estrés y tratar de minimizar la carga innecesaria.
  • Ejercicio y control de peso: El ejercicio regular mantiene el intestino en movimiento. Los paseos y juegos diarios ayudan a que la digestión funcione normalmente y previenen el estreñimiento. Se ha demostrado que el sobrepeso afecta a la microbiota intestinal: los perros obesos pueden tener una composición microbiana diferente a la de los delgados, y la obesidad predispone, entre otras cosas, a inflamación de bajo grado en el organismo. Mantener a su perro delgado y en buena condición muscular también apoya la salud intestinal. Sin embargo, recuerde evitar el ejercicio demasiado intenso justo después de comer, especialmente en razas grandes, ya que puede predisponer a la torsión gástrica y a trastornos digestivos.
  • Agua, agua, agua: Asegúrese de que su perro siempre tenga agua fresca disponible. Una hidratación adecuada es vital para el funcionamiento intestinal: el agua ablanda las heces y ayuda a que las fibras dietéticas se hinchen y cumplan su función. En casos de diarrea, la necesidad de agua se acentúa porque se pierde más líquido de lo normal. Si es necesario, puede saborizar el agua con un poco de caldo de carne, por ejemplo, si el perro no está motivado para beber, o ofrecer comida humedecida para asegurar una ingesta suficiente de líquidos.
  • Protéjase contra los parásitos: Los parásitos intestinales (como los nematodos, anquilostomas y Giardia) pueden causar problemas digestivos continuos y dañar la microbiota intestinal. Siga las recomendaciones de su veterinario para la desparasitación regular, especialmente los cachorros y los perros que frecuentan a otros perros o que cazan topos en la naturaleza deben ser examinados y desparasitados regularmente. Recoja las heces de su perro del entorno para reducir la propagación de parásitos. Si su perro tiene diarrea prolongada, el veterinario generalmente descartará primero las infecciones parasitarias mediante análisis de heces. Por lo tanto, cuide también este aspecto para que no haya gusanos o protozoos detrás de los problemas intestinales.
  • Considere los prebióticos y probióticos como parte de la rutina diaria según sea necesario: No todos los perros necesitan suplementos, pero en ciertas situaciones pueden ser beneficiosos. Por ejemplo, si su perro es conocido por tener un estómago sensible, puede consultar con el veterinario sobre el uso continuo de un producto prebiótico o probiótico como parte de la dieta. Algunos alimentos completos ya contienen prebióticos añadidos (como raíz de achicoria o fibra que se une a la mannan) para apoyar el intestino diariamente. También han salido al mercado alimentos y golosinas fermentadas que contienen postbióticos naturales, como alimentos fermentados para perros o productos adecuados para perros hechos con chucrut. Estos pueden ser útiles, pero recuerde siempre introducir las novedades gradualmente. También tenga en cuenta que demasiado es demasiado: un exceso de fibra o demasiados tipos diferentes de productos bacterianos al mismo tiempo pueden incluso alterar el intestino. Una cosa a la vez y observe los efectos.
  • Observa las heces y el estado de tu perro: Las heces del perro dicen mucho sobre el estado de su intestino. Idealmente, las heces deben estar formadas, firmes pero no duras, y de color marrón. Aprende a reconocer qué es normal para tu perro. Si notas cambios — heces sueltas, mucosas, muy claras o negras, gases malolientes, dificultad para defecar, etc. — presta atención a qué pudo haber cambiado (alimentación, estrés, etc.). Muchos problemas intestinales son más fáciles de resolver si se detectan a tiempo. El estómago no se enferma "de repente sin razón", sino que suele haber un factor subyacente. El estado general del perro (vitalidad, apetito, consumo de agua) junto con la calidad de las heces ofrecen una visión completa: si las heces están sueltas por un momento pero el perro está normal, puedes seguir observando; pero si la diarrea persiste y el perro parece enfermo o decaído, es necesario actuar.
  • No dudes en buscar ayuda: Aunque muchos problemas estomacales son leves, siempre es mejor consultar a un veterinario que quedarse en la incertidumbre. Hoy en día, existen especialistas en salud intestinal canina: hay veterinarios especializados en enfermedades internas de perros, profesionales en asesoramiento nutricional e incluso pruebas para analizar la composición del microbioma intestinal del perro. Si luchas con problemas intestinales continuos en tu perro, los profesionales pueden ayudar a determinar si hay, por ejemplo, una inflamación intestinal, deficiencia de enzimas pancreáticas o algún problema más raro, y elaborar un plan de tratamiento. Muchos problemas intestinales se controlan combinando la dieta adecuada, los medicamentos necesarios (por ejemplo, si el páncreas no produce enzimas, se añade polvo de enzimas a la comida) y suplementos que apoyan el intestino. No estás solo en este asunto: los problemas digestivos en mascotas son una de las tres principales causas de visitas al veterinario, por lo que hay mucha ayuda e información disponible.

Incluso con pequeños actos puedes influir en la felicidad de los microbios intestinales de tu perro. Recuerda que los pilares del bienestar intestinal son una alimentación de calidad, regularidad, ejercicio adecuado, ausencia de estrés y apoyo específico cuando sea necesario (como pre/probióticos). A continuación, pasaremos a la sección de preguntas frecuentes (UKK) de la guía, donde encontrarás respuestas a preguntas comunes sobre el intestino y el microbioma canino.

Un labrador retriever olfatea el suelo

Preguntas frecuentes sobre el bienestar intestinal (FAQ)

¿Qué significa el microbioma intestinal del perro?

El microbioma intestinal del perro se refiere a todos esos organismos microscópicos (como bacterias, levaduras, protozoos) que viven en el tracto digestivo del perro. Se encuentran en mayor cantidad en el colon, donde forman una comunidad compleja. El microbioma vive en simbiosis con el perro: ayuda, entre otras cosas, en la digestión, la producción de vitaminas y la defensa inmunitaria. Un buen equilibrio del microbioma (eubiosis) significa que las bacterias beneficiosas predominan y mantienen a raya a los posibles patógenos. Un microbioma alterado (disbiosis) significa que el equilibrio se ha roto, por ejemplo, una bacteria inadecuada se ha extendido o la diversidad se ha reducido, lo que puede conducir a problemas de salud.[1][6].

¿Cómo sé que el intestino de mi perro está sano?

Una de las señales más importantes de un intestino saludable es la heces normales. Las heces de un perro sano son firmes, formadas y fáciles de recoger; no líquidas ni duras como piedra. También la frecuencia de las deposiciones es característica del perro (generalmente 1–3 veces al día en un perro adulto), y el ritmo es bastante regular. El bienestar general del perro refleja el estado del intestino: cuando el estómago está bien, el perro está enérgico, come con buen apetito, el pelaje brilla y la piel está sana. Las flatulencias y eructos deberían ser bastante raros; la liberación continua de gases malolientes puede indicar una mala digestión o un desequilibrio bacteriano. También el control del peso funciona: si el peso del perro se mantiene en valores ideales con la misma cantidad de comida, indica que los nutrientes se absorben normalmente. Un intestino saludable generalmente no se nota ni se oye en el día a día; hace su trabajo en segundo plano. Puedes pensar que cuando el estómago de tu perro funciona como un reloj y no tienes que preocuparte constantemente por sus heces o apetito, probablemente su intestino está bien.

¿Es normal que un perro tenga diarrea o vómitos ocasionalmente?

Sí – una diarrea leve ocasional o un vómito aislado forman parte de la vida de casi todos los perros, al igual que las personas pueden tener una gastroenteritis o que algún alimento "pase rápido". Por ejemplo, un pequeño cambio en la dieta, un premio comido en exceso o una impureza que el perro haya recogido con la boca al aire libre pueden causar un día de diarrea que pasa rápidamente. Asimismo, los perros pueden vomitar a veces después de comer demasiado rápido (llamado regurgitación) o, por ejemplo, espuma amarilla (secreción biliar) con el estómago vacío; esto también puede ser normal en algunos perros de vez en cuando. Es importante observar que, tras el malestar pasajero, el perro se recupere: la diarrea debería estabilizarse en 1–2 días con remedios caseros y el vómito cesar al reposar el estómago.

Si la diarrea o los vómitos ocurren frecuentemente (por ejemplo, semanalmente), o si se acompañan de otros síntomas como pérdida de peso, falta de apetito continua o dolor abdominal, entonces el problema ya no es "normal" y debe investigarse más a fondo. En otras palabras, los casos aislados suelen ser inofensivos, pero los síntomas recurrentes requieren intervención. En cachorros hay que ser más cuidadoso: su sistema inmunológico es más débil y la diarrea puede causar deshidratación rápidamente, por lo que se debe estar atento y preferir acudir al veterinario una vez sin necesidad que retrasar la ayuda.

¿Cuándo se debe acudir al veterinario por problemas intestinales?

Siempre que los síntomas del perro sean graves, prolongados o haya un deterioro del estado general, es recomendable acudir al veterinario. Aquí algunas pautas: - Si la diarrea es muy intensa o con sangre, o si hay vómitos continuos, se debe acudir al veterinario inmediatamente (estos casos conllevan riesgo de deshidratación y posiblemente una causa grave subyacente). - Si el perro vómito repetidamente todo el agua que bebe o la comida que ingiere, necesita ayuda (un perro que vomita se deshidrata y puede ser señal de una obstrucción u otro problema). - Fiebre alta, debilidad, convulsiones, dolor abdominal evidente (el perro se tensa, gime al tocarlo, se acuesta en posturas extrañas) son señales de alarma; en relación con el intestino pueden indicar, por ejemplo, un cuerpo extraño en el intestino, pancreatitis u otra inflamación grave. - En el caso de cachorros y perros ancianos, acudiría al veterinario con mayor prontitud ante un día de vómitos o diarrea, ya que su organismo se deshidrata y debilita más rápido. - Si el perro presenta síntomas intestinales crónicos, como diarrea persistente durante semanas o episodios recurrentes, es necesario programar una consulta para exámenes. La causa más común de diarrea crónica es la alergia alimentaria[42], pero esto también debe confirmarse descartando otras causas. - Siempre que no esté seguro, es mejor realizar una revisión. Los veterinarios prefieren ver al paciente "sin motivo" que esperar demasiado tiempo en casa.

En la clínica veterinaria se pueden realizar exámenes básicos (escuchar el intestino, palpar el abdomen, posiblemente tomar análisis de sangre y muestras de heces). A menudo, en casos agudos, el tratamiento consiste en hidratación, medicación para prevenir náuseas y, si es necesario, protectores intestinales, y por supuesto tratar la causa subyacente (por ejemplo, antibióticos si se trata de una infección bacteriana grave, o desparasitación si se encuentran parásitos).

Lista de verificación: Lleve al perro al veterinario si: diarrea con sangre o muy intensa, vómitos continuos, incapacidad para retener líquidos, el perro parece enfermo/cansado, los síntomas duran más de 2 días sin mejoría clara, o siempre que sospeche algo más grave que lo normal. ¡Mejor demasiado pronto que demasiado tarde!

¿Puede el estrés realmente afectar el estómago de un perro?

Puede influir. En los perros – al igual que en los humanos – el intestino y el sistema nervioso están estrechamente conectados. Cuando se estresan, el cuerpo libera hormonas del estrés (como el cortisol y la adrenalina), que pueden afectar la función intestinal: los movimientos intestinales pueden acelerarse (resultando en heces más blandas) o, por otro lado, algunos perros pueden retener la defecación bajo estrés y sufrir estreñimiento. Un ejemplo típico es un perro que va a una guardería o a un lugar desconocido y sufre diarrea por nervios. El estrés también puede alterar el equilibrio del microbioma intestinal. En algunos estudios se ha observado que los perros crónicamente estresados tienen una composición microbiana diferente – por ejemplo, una disminución de bacterias beneficiosas y un aumento de ciertas bacterias que proliferan bajo estrés[18]. Como resultado, el estrés prolongado puede predisponer a inflamaciones intestinales o agravar problemas existentes. Además, un perro con problemas estomacales puede estresarse aún más, lo que crea un círculo vicioso desagradable.

En la práctica, muchos dueños de perros reportan que su perro tiene "estómago nervioso": por ejemplo, en días de exposiciones o competencias, el perro defeca con más frecuencia y con heces más blandas. O en tormentas eléctricas y fuegos artificiales, un perro tímido puede temblar y pronto encontrarse un montón blando en el suelo. Estos son ejemplos muy concretos de cómo el estado mental y la fisiología están conectados.

Es importante notar que no todos los perros reaccionan al estrés en su estómago – las diferencias individuales son grandes. En cualquier caso, la conexión entre el intestino y el cerebro es un fenómeno científicamente comprobado, y se denomina eje intestino-cerebro. La buena noticia es que la influencia también va en sentido contrario: si apoyamos el bienestar intestinal (por ejemplo, con probióticos), podemos aliviar los efectos del estrés. En un estudio se menciona que el uso de probióticos combinado con prebióticos ayudó a estabilizar el microbioma intestinal de los perros en situaciones estresantes, aunque el factor estresante en sí estaba presente[21]. Así que sí, el estrés afecta al estómago, pero podemos intentar influir ya sea reduciendo el estrés o apoyando el estómago, preferiblemente ambos.

¿Cuál es la diferencia breve entre prebióticos, probióticos y postbióticos?

Estos tres términos se confunden fácilmente. En resumen: - Prebióticos son alimento para las bacterias buenas. A menudo fibras que alimentan a los microorganismos beneficiosos que viven en el intestino y fomentan su crecimiento[43]. Los prebióticos se obtienen de la alimentación (fibras en vegetales, cereales) o como suplementos, y mejoran indirectamente las condiciones intestinales. - Probióticos son bacterias buenas vivas. Se administran por vía oral y se establecen en el intestino para aportar beneficios para la salud[43]. Compiten con microbios dañinos y apoyan el sistema inmunológico. Los probióticos se encuentran, por ejemplo, en productos de bacterias lácticas. - Postbióticos son sustancias beneficiosas producidas por bacterias buenas o microbios inactivados. No están vivos, pero tienen efectos sobre la salud, como reducir la inflamación o proteger la pared intestinal[35][36]. Un ejemplo es el ácido butírico o fragmentos de la pared celular de un probiótico tratado térmicamente. Los postbióticos pueden obtenerse de productos fermentados o preparados específicos.

Simplificando: el prebiótico alimenta a los probióticos, que producen postbióticos. Todo apunta a que haya más bacterias buenas (probióticos) en el intestino y que se disponga de sus efectos beneficiosos (postbióticos).

¿Debería darse un suplemento prebiótico o probiótico a un perro sano?

Si su perro está completamente sano, su estómago funciona perfectamente y no hay factores de riesgo específicos, generalmente no se necesitan suplementos adicionales. Un alimento para perros de calidad suele proporcionar suficiente fibra (prebiótica) para mantener la microbiota normal. Además, el perro obtiene naturalmente probióticos del entorno (por ejemplo, bacterias del suelo). Dar suplementos innecesarios puede no ser beneficioso y puede ser un desperdicio de dinero.

Sin embargo, hay situaciones en las que incluso un perro sano puede beneficiarse de prebióticos o probióticos: - Al cambiar la alimentación (por ejemplo, un cachorro que se traslada del criador a un nuevo hogar, se introduce un nuevo alimento): un tratamiento probiótico antes y durante el cambio puede ayudar al intestino a adaptarse. - Al viajar o en otras situaciones de estrés de forma preventiva: se pueden administrar probióticos unos días antes y durante todo el período de estrés para apoyar el intestino, incluso si el perro está sano (esto se usa mucho, por ejemplo, en perros que viajan a exposiciones caninas). - Si el perro tiende a comer todo lo que encuentra afuera (por ejemplo, heces, carroña): la exposición continua a gérmenes puede causar problemas recurrentes de diarrea en algunos perros; en estos casos, un suplemento diario de fibra prebiótica puede ayudar a estabilizar la función estomacal, y los probióticos pueden usarse de forma temporal como apoyo. - Perro senior: en perros mayores, los prebióticos pueden apoyar la microbiota debilitada y los probióticos aumentar la resistencia.

Es decir, para un perro sano y sin síntomas no hay una necesidad automática de administrar suplementos para el intestino. Una buena alimentación y una buena vida son suficientes. Sin embargo, si sabe que se avecina algún cambio o desea asegurar el bienestar estomacal en una situación determinada, puede probar con precaución un probiótico o fibra adicional. Siempre observe la reacción de su perro: si, por ejemplo, iniciar un probiótico empeora la calidad de las heces (raro, pero hay diferencias individuales), suspenda su uso.

¿Se puede dar a los perros bacterias lácticas humanas (yogur, suero de leche, etc.)?

Con moderación, sí se puede, pero la eficacia varía. El yogur, el suero de leche y el kéfir contienen bacterias lácticas que son probióticas para los humanos. Para algunos perros, una pequeña cantidad diaria de yogur natural sin sabor es beneficiosa: obtienen tanto probióticos como lactosa prebiótica (que sus bacterias intestinales pueden utilizar si el perro tolera la lactosa). NOTA: Sin embargo, muchos perros adultos no toleran la lactosa, por lo que los productos lácteos pueden causar diarrea. Por ello, es recomendable probar con precaución: una cucharadita de yogur en la comida y observar si aparecen síntomas. Si no, se puede aumentar un poco la cantidad. Los productos lácteos fermentados más adecuados para perros son las versiones bajas en lactosa o sin lactosa (por ejemplo, suero de leche bajo en lactosa). El kéfir a veces se ha elogiado porque contiene varias cepas bacterianas beneficiosas; dar un poco puede aportar buenos microbios. Sin embargo, recuerde que los probióticos de los productos lácteos no necesariamente se establecen permanentemente en el intestino del perro: pueden ofrecer ayuda temporal, pero no reemplazan las cepas propias del perro.

Otra opción es dar al perro chucrut o kimchi en cantidades muy pequeñas, si le gustan (y si es kimchi, sin cebolla ni especias). El jugo de chucrut contiene bacterias lácticas y fibra, por lo que algunos lo usan como probiótico natural para perros. Aquí también es importante la dosis pequeña: demasiado chucrut puede causar gases.

Como regla general: Sí, el perro puede obtener bacterias lácticas a través de la alimentación, pero para la salud estomacal suele ser más seguro usar probióticos diseñados para perros cuando se busca un efecto terapéutico real (por ejemplo, en casos de diarrea). Se puede dar yogur como premio si al perro le gusta y le sienta bien, pero no se debe forzar a un perro a consumir productos lácteos "por salud" si no los quiere o no le sientan bien.

¿Realmente ayudan los prebióticos y probióticos? ¿Existe evidencia científica al respecto?

Se han realizado numerosos estudios sobre prebióticos y probióticos para perros, y muchos de ellos sugieren beneficios, siempre que se utilicen las cepas y condiciones adecuadas. Por ejemplo, en los estudios se ha demostrado que los probióticos: - Acortan la duración de la diarrea aguda y leve en perros en aproximadamente un día en promedio en comparación con el placebo[44]. - Reducen la diarrea durante el tratamiento con antibióticos (en un experimento, el probiótico Enterococcus faecium disminuyó la incidencia de diarrea por antibióticos en cachorros). - Mejoran la calidad de las heces de los cachorros y reducen la diarrea durante la etapa de cachorro cuando se añadieron a la alimentación en el criadero. - Posiblemente alivian los síntomas de algunos problemas cutáneos (hay indicios de que ciertos probióticos reducen el picor en la piel atópica porque modulan el sistema inmunológico)[30]. - Mejoran la integridad de la mucosa intestinal, por ejemplo, en situaciones de estrés (se ha demostrado en animales de laboratorio que los probióticos pueden reducir la "permeabilidad intestinal" causada por hormonas del estrés).

Sobre los prebióticos hay evidencia, entre otros: - La adición de inulina y FOS al alimento para perros aumentó la cantidad de bifidobacterias y mejoró la consistencia de las heces[22]. - En perros con tendencia a heces duras, la fibra de psyllium (semilla de ispágula) añadida a la dieta suavizó adecuadamente las heces. - Los prebióticos pueden mejorar la absorción de minerales (en humanos y probablemente en perros también, la absorción de calcio en el intestino se potencia cuando hay fibras fermentables disponibles). - En algunos estudios, los prebióticos han reducido las concentraciones de productos metabólicos nocivos (por ejemplo, amoníaco) en las heces, haciendo el ambiente intestinal "más limpio".

Los postbióticos son un campo de investigación más reciente, pero algunos estudios muestran que: - El postbiótico (por ejemplo, la pared celular de levadura fermentada) añadido al alimento para perros redujo los marcadores inflamatorios en perros senior y mejoró ciertos indicadores del sistema inmunológico[45]. - La combinación de postbióticos con prebióticos aumentó las cantidades de bacterias Lactobacillus en perros mayores y elevó la producción de ácidos grasos beneficiosos en el intestino[46].

En conjunto, la ciencia respalda que sí, estos son beneficiosos, pero los efectos suelen ser modestos, es decir, razonablemente pequeños y individuales. No son remedios milagrosos que solucionen todos los problemas, pero pueden ser una parte valiosa del tratamiento o la prevención. Es importante elegir el producto adecuado y usarlo correctamente. Por ejemplo, si un perro tiene una inflamación intestinal, solo un probiótico puede no ser suficiente para curarla, pero puede apoyar otros tratamientos y acelerar la recuperación.

También depende de la situación inicial cuán claramente se note el beneficio. Un perro sano no necesariamente "cambia" de forma visible al comenzar un probiótico, lo cual es esperable porque no tenía problema alguno. Pero un perro con estómago sensible puede claramente obtener un estómago más fuerte con el probiótico. Así que los testimonios varían, y la ciencia ofrece un promedio: hay beneficio cuando el producto y la situación coinciden.

¿Puede la microbiota intestinal del perro afectar su piel o alergias?

Definitivamente puede haber una conexión. En los últimos años se ha empezado a entender que en muchos problemas de piel y alergias el microbioma intestinal también juega un papel. Una afección común en perros, la atopia (predisposición a dermatitis alérgica con picazón), es un trastorno del sistema inmunológico. Y dado que gran parte del sistema inmunitario está en el intestino, es lógico que el equilibrio intestinal influya en la salud de la piel. Un estudio encontró que los perros atópicos tenían menos ciertas bacterias beneficiosas y más bacterias proinflamatorias en el intestino en comparación con perros sanos. Cuando a estos perros atópicos se les administraron postbióticos y prebióticos, algunos marcadores inflamatorios en la piel disminuyeron[30]. También las infecciones por levaduras en la piel o en los oídos pueden estar relacionadas con el intestino: si un antibiótico o la dieta causan disbiosis intestinal, se cree que esto predispone al crecimiento excesivo de levaduras no solo en el intestino sino también en la piel, porque se altera el equilibrio de la defensa inmunitaria.

Por otro lado, en perros con alergias alimentarias severas, el intestino suele ser el primero en reaccionar – con vómitos o diarrea – pero la piel también puede mostrar síntomas (picazón, enrojecimiento). Cuando se mejora la salud intestinal (por ejemplo, con dietas para alergias, protectores intestinales, probióticos), los síntomas cutáneos suelen aliviarse. Esta visión integral se denomina "gut-skin axis" o eje intestino-piel.

No hay que olvidar tampoco el estado del pelaje: la absorción de nutrientes (como ácidos grasos, zinc, biotina) requiere un intestino sano. Si el intestino está en mal estado, las deficiencias de vitaminas y oligoelementos pueden reflejarse en la piel y el pelaje como aspereza, descamación o pérdida de pelo.

En general, si su perro tiene problemas crónicos de piel o alergias, también vale la pena considerar la salud intestinal. A menudo, en el tratamiento de problemas de piel se utilizan suplementos de ácidos grasos (que también afectan al intestino) y a veces probióticos como apoyo a la inmunomodulación. Aunque el problema principal esté en la piel (por ejemplo, una reacción alérgica al polen), una buena microbiota intestinal apoya el bienestar general del perro y puede moderar las reacciones inmunitarias excesivas. Así que sí, la salud intestinal y de la piel están sorprendentemente interrelacionadas.

¿Cómo puedo mejorar el microbioma intestinal de mi perro en la práctica?

El primer paso es identificar si hay necesidad de mejorar algo. Si tu perro está bien, el microbioma intestinal se mantiene mejor manteniendo las rutinas y la alimentación adecuadas (consulta los consejos del capítulo anterior). Si en cambio sospechas que el microbioma del perro no está en condiciones óptimas – por ejemplo, síntomas recurrentes de estómago, el perro ha recibido muchos tratamientos con antibióticos, o es un perro rescatado con antecedentes de mala nutrición – puedes tomar medidas:


  1. Mejora de la dieta: Cambia la comida posiblemente de baja calidad por una más digestible y nutritiva. Añade fibra con moderación, por ejemplo, mezclando una cucharada de calabaza cocida o puré de zanahoria en la comida (si al perro le gusta), o dándole de vez en cuando un poco de brócoli al vapor en trozos como premio. La fibra es combustible para las buenas bacterias.
  2. Suplemento prebiótico: Puedes conseguir en la farmacia o clínica veterinaria un polvo prebiótico (por ejemplo, mezcla de FOS-inulina) y añadirlo a la comida según las instrucciones. Comienza con una dosis pequeña y aumenta lentamente para que el perro se acostumbre. Esto ayuda a alimentar los microbios beneficiosos y aumentar su proporción.
  3. Tratamiento probiótico: Dale al perro un probiótico confiable, por ejemplo, un tratamiento de 1 a 2 meses. Especialmente si ha recibido antibióticos o ha tenido diarreas prolongadas, los probióticos ayudan a restaurar el equilibrio. Recuerda elegir un producto con cepas bacterianas adecuadas para perros y que haya sido almacenado correctamente (para que las bacterias estén vivas).
  4. Limita medicamentos y químicos innecesarios: Por ejemplo, si el perro recibe antibióticos con frecuencia, habla con el veterinario para saber si realmente fueron necesarios en todos los casos o si hay alternativas. De igual forma, el uso continuo de antiinflamatorios puede afectar el intestino; procura usar medicamentos solo cuando sea necesario y con protección si irritan el estómago.
  5. Deja que pase el tiempo y evita precipitarte: Mejorar el microbioma no ocurre en un día. Cuando hagas buenos cambios, continúa con ellos de manera constante. Evita hacer demasiados cambios a la vez para saber qué funciona. Por ejemplo, si diste un probiótico y cambiaste la comida al mismo tiempo y el perro se altera, no sabrás cuál fue la causa. Un cambio a la vez, seguimiento de una o dos semanas, luego el siguiente.
  6. Diversificación del entorno: Esto puede parecer extraño, pero según algunos estudios, los perros que viven en zonas rurales o en contacto con la naturaleza tienen un microbioma de piel e intestinal más diverso que los que viven completamente en la jungla de asfalto de la ciudad. Si es posible, lleva al perro al bosque o al borde de un campo regularmente para que pueda olfatear y retozar. Esto lo expone a "microbios buenos de la suciedad". Por supuesto, asegúrate de la protección contra garrapatas y de que no coma nada peligroso; la intención no es que se enferme, sino simplemente dejar que la naturaleza haga su trabajo en el desarrollo de la inmunidad.
  7. Monitorea y, si es necesario, realiza pruebas: Si deseas profundizar, algunos laboratorios especializados ofrecen análisis del microbioma a partir de muestras fecales del perro. Esto aún no es un tratamiento rutinario ni necesariamente barato, pero obtendrás una imagen precisa de qué bacterias hay en el intestino del perro y en qué proporción. Con esto puedes dirigir las acciones de mejora; por ejemplo, si el análisis mostrara un sobrecrecimiento de proteobacterias, sabrías que se necesita una dieta muy suave y quizás prebióticos adicionales. Sin embargo, para la mayoría no es necesario; con métodos básicos se puede avanzar mucho.

En general, la mejora se logra cuidando los aspectos básicos: alimentación, ejercicio, poco estrés y suplementos amigables con el intestino si es necesario. Los microbios intestinales te recompensarán sin duda: probablemente notarás cambios en las heces del perro (más firmes, menos olor), en la piel (menos picazón, mejor pelaje) y en la vitalidad general con el tiempo.

¿Hay algo especial en la digestión del perro en comparación con el humano?

El sistema digestivo del perro tiene tanto similitudes como diferencias con el humano. Lo que es similar es la estructura básica (estómago, intestino delgado, intestino grueso) y que ambos tienen una rica microbiota intestinal que influye en la salud. En el intestino de ambos habitan en su mayoría los mismos grupos principales de bacterias (Firmicutes, Bacteroidetes, etc.)[11]. Sin embargo, una gran diferencia es que el perro es un omnívoro cuya digestión se ha desarrollado para procesar una dieta carnívora. El intestino del perro es proporcionalmente más corto que el del humano, y el estómago mucho más amplio y ácido: el perro puede digerir, por ejemplo, huesos crudos y carne con bacterias mejor que el humano. El pH intestinal del perro es más bajo (más ácido) para matar las bacterias presentes en la presa. También el tiempo de tránsito es más rápido: la comida del perro pasa por el intestino en aproximadamente 12–30 horas, mientras que en el humano puede tardar de 24 a 72 horas. Esto también afecta al microbioma: en el intestino del perro las bacterias Fusobacterium, que descomponen proteínas, son más comunes que en el humano[47], mientras que en el humano la fermentación abundante de fibras produce muchas bacterias de los géneros Bacteroides y Prevotella, que el perro tiene en menor cantidad. Los perros también son mejores aprovechando las grasas y proteínas de origen animal como fuente de energía; su páncreas produce abundantes enzimas proteasas para descomponer la carne.

A nivel práctico, esto se refleja, por ejemplo, en que los alimentos que son saludables para humanos (como un guiso de frijoles muy rico en fibra) pueden ser demasiado difíciles de digerir para los perros y causar gases, porque su intestino no es tan largo para fermentar toda la fibra completamente. Por otro lado, el perro puede comer carne cruda sin sufrir trastornos estomacales, mientras que para un humano esto podría ser un riesgo: gracias al ácido clorhídrico del perro y a su intestino corto, las bacterias no tienen tiempo de multiplicarse hasta causar daño, si la comida está destinada al consumo canino.

El papel del microbioma intestinal probablemente es muy importante en ambas especies, pero la investigación del microbioma en perros es un campo científico más joven. Se ha observado una diferencia en la regulación inmunológica: los microbios intestinales de los perros afectan fuertemente, por ejemplo, a sus enfermedades de la piel, mientras que en humanos el intestino influye mucho en las enfermedades metabólicas. Estas diferencias pueden deberse tanto a la genética como a la dieta.

En resumen: El intestino del perro está diseñado con fundamentos algo diferentes a los del humano, pero para el bienestar de ambos un microbioma diverso es beneficioso. Muchos consejos de salud para humanos aplican también a los perros (fibra, alimentos fermentados, manejo del estrés), pero la dosis y la implementación deben adaptarse al perro. Además, existen muchas diferencias individuales entre perros: siempre se deben reconocer las características especiales de la mascota, ya que algunos perros digieren incluso sus zapatos comiendo de todo, mientras que otros se alteran el estómago con solo medio salchicha.

En conclusión: La salud intestinal y el equilibrio del microbioma en perros son una parte esencial del bienestar de tu mascota. Así que considera el intestino como un amigo: al cuidar su alimentación, rutinas y con amor, tu perro te lo agradecerá con un estado saludable, alegre y un enérgico movimiento de cola. Cuidar el intestino es tanto una prevención de salud como una muestra diaria de amor para tu mejor amigo. ¡Con estómagos saludables hacia nuevas aventuras!

Fuentes:

[1][2]Blog de Tassu Foods: "El intestino es la fortaleza inmunológica de tu perro", 23.1.2025 – Definición del microbioma, el papel de las bacterias beneficiosas en la digestión y la inmunidad, y la función del sistema inmunológico en el intestino.

[3]Bonel-Ayuso ym. 2025 (MDPI Microorganisms): Efectos de la administración de postbióticos en la salud canina – Composición del microbioma canino y sus efectos en la digestión, síntesis de vitaminas, respuesta inmune y defensa contra patógenos.

[4]Kim ym. 2025 (BMC J. Animal Sci. & Biotech.): Comprendiendo la diversidad y los roles del microbioma intestinal canino – Efectos en la salud microbiana: el microbioma intestinal regula la digestión, la respuesta inmune, el gasto energético e incluso el comportamiento.

[5]Pellowe ym. 2025 (Scientific Reports): La composición de la microbiota intestinal está relacionada con la ansiedad y la agresión en perros – Descubrimiento de investigación: la relación de ciertas bacterias con la ansiedad y agresividad en perros, ejemplificada por la asociación del género Blautia con el comportamiento canino.

[6]Kim ym. 2025 – Un microbioma equilibrado (eubiosis) promueve la salud y el metabolismo, mientras que la disfunción del microbioma (disbiosis) se ha relacionado con variaciones de peso, enfermedades metabólicas y cambios en el comportamiento.

[7]Kim ym. 2025 – Fase intestinal de los cachorros: las bacterias lácticas de la leche materna aumentan los grupos Firmicutes, Bacteroidetes y Actinobacteria, que apoyan la digestión y el desarrollo inmunológico del cachorro.

[8]Kim et al. 2025 – Efecto de la edad en el microbioma: la diversidad bacteriana aumenta en cachorros y se estabiliza en adultos; en perros mayores la diversidad puede disminuir, lo que puede afectar la digestión y la defensa inmunitaria.

[23]Kim et al. 2025 – La dieta es el factor más importante que afecta al microbioma; el contenido de proteínas y carbohidratos en la alimentación modifica la composición de la microbiota intestinal.

[22]Kim et al. 2025 – Efecto de los prebióticos: FOS e inulina aumentaron la producción de SCFA y la cantidad de bifidobacterias beneficiosas y bacterias del género Faecalibacterium en perros.

[26]Kim et al. 2025 – Efecto del suplemento de fibra (fibra de patata): aumentó la proporción de bacterias Firmicutes y redujo las bacterias del grupo Fusobacteria, mejorando el equilibrio microbiano intestinal.

[40]Kim et al. 2025 – Mantenimiento del equilibrio: optimización de la dieta según la etapa de vida (proteína, fibra, carbohidratos), la inclusión de probióticos y prebióticos en la dieta es esencial, ya que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas y mantienen la eubiosis. También la restauración de microbios beneficiosos después de antibióticos, la minimización de factores estresantes y la estabilidad ambiental ayudan a mantener el equilibrio microbiano.

[19]Eläinklinikka Lexavet (blog, 3.10.2023): "Diarrea en perros: causas más comunes y tratamiento" – Las causas más comunes de diarrea aguda: ingesta de comida inapropiada, cambios rápidos en la dieta, virus, bacterias, alergias alimentarias, estrés; también los antibióticos o medicamentos pueden alterar el intestino. La diarrea es común y a menudo transitoria, pero la diarrea severa puede ser peligrosa – observe el estado del perro y consulte al veterinario si es necesario. [19]



Citas

[1] [2] [11] [13] [15] [27]  El intestino es la fortaleza inmunológica de su perro

https://tassufoods.fi/blogs/artikkelit/suolisto-on-koirasi-immunologinen-voimanpesa?srsltid=AfmBOopjbnZ2uhGHya4KyM7RntTalfuqnUWfP0CYO8Wglm0Lgaq1Ci4W

[3] [29] [30] [35] [36] [38] [43] [44] Efectos de la administración de postbióticos en la salud canina: una revisión sistemática y metaanálisis

https://www.mdpi.com/2076-2607/13/7/1572

[4] [6] [7] [8] [9] [10] [12] [14] [20] [21] [22] [23] [24] [25] [26] [40] [47] Comprendiendo la diversidad y los roles del microbioma intestinal canino | Journal of Animal Science and Biotechnology | Texto completo

https://jasbsci.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40104-025-01235-4

[5] [17] La composición de la microbiota intestinal está relacionada con los puntajes de ansiedad y agresión en perros de compañía | Scientific Reports

https://www.nature.com/articles/s41598-025-06178-4?error=cookies_not_supported&code=82e32428-a40b-4947-b712-f4ac19ae767e

[16] [18] Impacto del estrés agudo en la microbiota intestinal canina | Scientific Reports

https://www.nature.com/articles/s41598-024-66652-3?error=cookies_not_supported&code=dba1c2ff-9400-4076-8c31-b1781b9c74fb

[19] [42] Diarrea en perros: causas más comunes y tratamiento - Eläinklinikka Lexavet

https://lexavet.fi/koiran-ripuli-yleisimmat-syyt-ja-hoito/

[28] Comparación de la microbiota fecal de perros adultos sanos alimentados con una dieta vegetal ...

https://www.frontiersin.org/journals/microbiology/articles/10.3389/fmicb.2024.1367493/full

[31] [32] [33] [34] [37] [39] [41] Pre, Pro & Post-Biotics para perros: Una guía experta

https://petjope.com/blogs/ingredients/pre-pro-post-biotics-for-dogs?srsltid=AfmBOop92yEtXBdsYZg2ixusQGnwj0AegwWQ2rnNTrqnNW603AtM35Rt

[45] Una nueva combinación de un prebiótico y postbiótico mitiga ... - Frontiers

https://www.frontiersin.org/journals/veterinary-science/articles/10.3389/fvets.2024.1392985/full

[46] La suplementación con una nueva combinación de prebiótico y postbiótico ...

https://www.nature.com/articles/s41598-025-10280-y